miércoles, 10 de agosto de 2011

El sensacional verano del sobaco Paco

Esta es la historia de un héroe anónimo con nombre propio, de un luchador incansable, un ejemplo de superación, un superviviente… Paco, el Sobaco.
Corrían los meses centrales del año 2011, aquellos que reciben su nombre de personajes de películas como Ben-Hur o Gladiator… julio, por Julio César y agosto, por César Augusto (nacido como Cayo Octavio Turino, lo que explica también el ordinal del mes en el que nos encontramos…), aquellos que, junto a septiembre, se hacen llamar  “verano” en el hemisferio norte.
Paco era un sobaco de lo más vivido, con unas glándulas sudoríparas ecrinas del montón (las que producen agüilla) y unas apocrinas (las causantes del tufillo) totalmente convencionales, estaba destinado a sufrir las inclemencias glandulares de por vida. O eso creía…
Siendo muy joven, apenas cuando los pelos recién llegados a sus dominios y él empezaban a conocerse, recibió una visita inesperada. Era pleno invierno pero Paco, el Sobaco, sudaba como nunca, sin control… Sentía un calor fuera de lo normal, como, si en lugar de una barra de pan, estuviera sujetando con pánico a que escapara, el pinchito moruno que acompañaría a la miga. De repente, de entre un pequeño rayo de luz, apareció el que se hizo llamar a sí mismo, Oráculo, que, al abrigo del brazo y el torso, se posó cuidadosamente en él. Ahí, en tan sólo 8 minutos y con la ayuda del mercurio que le acompañaba, le reveló la profecía que cambiaría su destino:
“Sobaco Paco, llegará un día, dentro de no muchos años, cuando el mundo civilizado tal y como lo conocemos empiece a desmoronarse, cuando la lógica y el sentido común desaparezcan, cuando la justicia se extinga como los osos polares y sus casquetes (libre interpretación), cuando una marca de papel higiénico comercialice una edición especial para celebrar la carísima visita a Madrid de un líder espiritual, mientras en ese mismo país se recortan servicios básicos para los ciudadanos… Será entonces Paco, cuando a este país le fallará hasta el clima y dejarás de sudar. Aunque tu suerte, amigo, será la desgracia de alguien cercano a ti”.

Paco, el Sobaco, ha esperado todos estos años con admirable paciencia. Atrás quedan ya un sinfín de sinsabores: sesiones extenuantes de spinning, invasiones de golondrinos, vacaciones en Andalucía, saunas, depilaciones con cera caliente, viajes en metro con sus transbordos, pelos amargados con tendencia a enquistarse, desodorantes de marca blanca, séptimos sin ascensor, desenfrenados bailes de “Los Pajaritos”, y lo más duro de todo, esos interminables veranos de humedad extrema que año tras año, Paco, el Sobaco, soportaba en la capital catalana.
Paco, el Sobaco, como profetizó el Oráculo, ha dejado de sudar este verano mientras que, el pezón Ramón, listo para tallar cristal a la mínima ocasión, se reserva su opinión.
Moraleja: Mmmm… no sé si está muy claro. ¿Nunca se suda a gusto de todos?, ¿Yo iba de peregrina y me cogiste del pezón?, que, ¿Oráculo rima con culo? Lo que sí tengo muy claro es que yo, el papel higiénico, ¡¡¡lo lanzaría usado!!!