Una mañana de principios de año, cuando -como es habitual de lunes a viernes- el móvil me dio los buenos días a las 6:45h, una idea me rondaba en la semiinconsciente cabeza. Resulta que, a estas alturas de mi vida y a riesgo de morir fulminada por un rayo como castigo divino, hay algo que todavía no he hecho: Nunca he salido a ver qué hay más allá del control de la Guardia Civil de Barajas, al llegar a la T1 siempre he optado por coger otro avión que me alejaba de la mítica movida madrileña.
A las 7:35h, cuando me levanté, la decisión ya estaba tomada: ¡Antes de que acabe 2010 iré a Madrid, me lo prometo!
Y, por lo que parece, voy a cumplir la auto-promesa, apurando hasta el último minuto siguiendo con una larga tradición familiar, pero cumpliendo al fin y al cabo. El próximo puente de la Constitución, esa que se pasa l’Estatut por el forro, lo disfrutaré en la capital del reino.
Utilizando como excusa que 2manydj’s y Tiga tocan en el Madrid Arena el 3 de diciembre y que le debo unas cervezas a Diana, un amigo y yo (no, no ha habido demasiado quórum para ésta excursión) llegaremos a la cuna del requiebro y el chotis ese mismo viernes para empaparnos de la “Madriles way of life” por unos días. Mi acompañante abandonará el tour el domingo -cosa que me permitirá salir de Chueca-, mientras que yo permaneceré en la meseta central hasta el miércoles.
Me apetece mucho éste viaje, ya no tanto por las minivacaciones como por el destino en si, de hecho, si yo fuera de Boston, Massachusetts, diría que “I’m very excited!”, pero como soy catalana y aquí, a la que mencionas la palabra “excitada”, unos pezones duros como para cortar cristal blindado aparecen en la enfermiza mente de la gente, diré que “¡estoy muy emocionada!” (Vaya mierda de frase, parece que me hayan coronado Miss Cambrils y esté llorando de pura gilipollez)… ¡a la mierda!, da igual, yo lo que estoy es excitada.
Pero no os confundáis con la apariencia lúdico festiva del viaje, en el fondo, tras 31 años procesando todo tipo de información acerca de esa ciudad y los que la habitan, como comprenderéis, en mi cabeza se han creado un montón de mitos, leyendas, rumores, imágenes y estereotipos, que hacen que el principal propósito del viaje sea comprobar su veracidad en primera persona del singular.
Algunas de las ideas preconcebidas a estudio:
- Corre el rumor de que si gritas “Álvaro” o “Borja” en medio de la Castellana, atenderán al llamamiento suficientes mozos como para jugar un partido de fútbol sala, árbitro incluido.
- Si no sabes bailar el chotis, no te dejan entrar en Joy Eslava.
- Desde el 12 de julio, si compras la camiseta del Barça con el dorsal de Iniesta y sales por la puerta de El Corte Inglés de Preciados con ella puesta, todo el mundo te aplaude.
- Las niñas ya no quieren ser princesas, y a los niños les da por perseguir el mar dentro de un vaso de ginebra.
- Creo matemáticamente imposible que en Madrid haya tanta puta como para que todos los madrileños sean chulos.
- Entre los milagros que llevaron al estrellato a San Isidro destaca su versión del de los panes y los peces de Jesucristo, que dio lugar al famosísimo bocata de calamares.
- A Chencho lo siguen buscando por la Plaza Mayor, en ésta ocasión, por un caso de pederastia.
- En Madrid tiran las mejores cañas de España.
- Como si de Gremlins que pican entre horas después las 00:00h se tratara, los amables pakistanís vende-cervezas que encontramos en cualquier esquina barcelonesa se transforman en simpáticos chinos vende-cervezas en las calles de la capital.
- Esperanza Aguirre y Alberto Ruíz-Gallardón son en realidad el dúo Pimpinella de incógnito.
- Si un madrileño no utiliza el “la” en lugar del “le” un mínimo de 10 veces al día, se le cae la lengua a trozos.
- Los madrileños son muy abiertos, puedes salir de fiesta sólo y no tendrás problemas para relacionarte con la gente, ya he dicho que son los mejores “tirando la caña”.
Moraleja: Lujosa urbanización residencial situada en el municipio de Alcobendas, muy cercana a la ciudad de Madrid, situada en la zona norte del área metropolitana.