jueves, 29 de abril de 2010

¡Estamos rodeados!

El post de hoy nace con vocación de sección de este blog. Cada cierto tiempo escribiré sobre la gente y/o chusma que me rodea. En el caso de hoy, es gente, buena gente.

Empecemos:
Por expreso deseo de la protagonista de hoy, preservaré su anonimato y me referiré a ella con el nombre en clave de Marcelina.
Decir de Marcelina que empezó siendo una compañera de trabajo majísima y ha pasado a ser una estupenda amiga un tanto toca pelotas en el terreno laboral. Nuestros puestos de trabajo están tan cerca que, si alargo el brazo, puedo meter el dedo índice de mi mano izquierda en su oreja. Cosa que a ella le encanta.
Marcelina es una persona risueña y alegre con la que siempre te ríes, dispuesta como pocas a echar una mano al prójimo aunque muchas veces lo que el prójimo realmente se merece es un bofetón con la mano abierta. Con una diplomacia digna del embajador de Turkmenistán, sabe quedar bien allá donde va y es capaz de leer entre líneas en cualquiera de la lenguas oficiales de la Comunidad Europea. En contrapartida, a causa de lo que posiblemente sea un pequeño problema psicomotriz, tiende a cargarse artilugios de complejo mecanismo y paraguas ajenos con una facilidad innata.
Aunque el origen de su familia es catalán, para mí que hubo algún tatarabuelo o tataraalgo llamado Marcelinho, ya que la susodicha prepara las caipirinhas como si de una bailarina de samba de Ipanema se tratara.
Marcelina tenía los pies planos de pequeña, por lo que la operaron con dudoso éxito -siempre me he preguntado si sus pies eran así antes o fue a consecuencia de la cirugía- y ahora, cuando le duelen, anda raro y se da un aire a Chiquito de lo más sensual.
Gracias a Marcelina conozco perfectamente la evolución y desenlace de series de éxito como El internado, Los hombre de Paco o Sin tetas no hay paraíso, sin necesidad de sintonizar A3 o T5, ya que me las explica y escenifica con todo lujo de detalles.
Trabajar sin ella no es lo mismo. Cuando está de vacaciones o se pone mala y su sonrisa no ilumina la oficina, la jornada laboral se vuelve gris, gris marengo para ser más exactos. Es mi apoyo, igual que la mesa lo es para su mondongo.

Marcelina, eres mi Scotch-Brite.

2 comentarios:

Gemma dijo...

Mi mondongo y yo estamos muy orgullosos de formar parte de ésta sección. Aunque yo no me hubiera definido mejor tengo otras muchas virtudes que no has mencionado. Tal vez en otra sección? ;-) Gracias Ainoja por lanzarme al estrellato.

Mondongo: Protuberancia tambien conocida como barriga cervecera. Del latín: Mondongus post-partum

Anónimo dijo...

has descrito muy bien a Marcelina!! estoy totalmente de acuerdo con toda su descripción..bueno menos en que ilumina la oficina, calro no estoy alli1! y no puedo opinar sobre eso!! pero si sobre sus caipis i demàs!! jaja
Un beso i felicidades por tu blog!!
montse