jueves, 6 de mayo de 2010

SOS 4.8: De festival a los 30…

Llega un momento en la vida, no sabes muy bien cuándo ni cómo, que en lugar de volver a casa en metro después de una noche de fiesta, coges un taxi.
Simplemente ocurre. Del calimotxo se pasa a los mojitos, ya no le pides dinero a tus padres sino al banco (y estos te lo reclaman con intereses), las cenas baratas en el chino del barrio se convierten en festines de cocina de autor donde el foie y un buen Priorat son imprescindibles, vas de cena con tus progenitores y pagas tú, recuperarte de un día de fiesta cuesta y, de dos, es casi un milagro, ya no tienes la espalda como para dormir en cualquier sitio, necesitas una cama en condiciones y aire acondicionado a ser posible, etc… Pero, de vez en cuando, en un intento de regresión a los tiempos del calimotxo y en un alarde de juvenil locura, te da por conducir 6 horas hasta Cuenca, perdón, Murcia y pasar allí dos días de festival durmiendo en un patatal rodeado de modernos veinteañeros que lucen las mismas gafas de sol, el mismo peinado y las mismas zapatillas con ingenua convicción de exclusividad. La regresión tuvo lugar el pasado fin de semana y, aunque mi espalda tenga sus reticencias en este momento, el año que viene repetiremos. Eso sí, esta vez y para tranquilidad de mis vértebras, en una cómoda cama de hotel.


Como escribir la crónica completa del festival es un trabajo considerable y me da palo, he propuesto a los co-protagonistas del fugaz viaje a tan hermosa tierra que colaboren conmigo en este post, distribuyendo la redacción de la siguiente forma:

·Zanui, alias La braga-faja, nos asombrará con el trepidante relato del primer día de viaje y su correspondiente noche.
·Arantxa, más conocida como Portman’s girl, nos deleitará con los no menos apasionantes momentos vividos en la segunda jornada.
·Guiru, Xavier para los amigos, es el encargado de trasladarnos las peripecias vividas y sufridas en nuestro tercer y duro día.
·Yo, alias La pulsera me chorrea, os aburriré con el desenlace de tan intensa excursión y la odisea que supuso el viaje de vuelta a casa.


Día 1:
Salimos de Barcelona a las 6:30h de la mañana, a Ainhoa se le ha metido en el entrecejo que tenemos que llegar pronto a Murcia para plantar la tienda, si no fuera tan graciosa la mandaba a la mierda y me quedaba tan pancha. Las tres chicas hacemos de chofer para el señorito, que tendrá dos especialidades y habrá sacado un 513 en el MIR pero para mí que no se atreve con la teórica. Sobre la 13h llegamos a Murcia City pero no encontramos el “camping” hasta largo rato después. Mientras Arantxa se espera en el coche, los puretas con nuestras maletas montamos las tiendas en un campo de patatas de la huerta murciana sin una triste sombra en 20km. a la redonda. Nos vamos al recinto del festival, recogemos las pulseritas y encontramos una terracita donde rehidratarnos y alimentarnos. Allí descubrimos qué son los caballitos, que el tomate de Murcia sabe a tomate y que como no me han apretado la pulsera del camping, podremos dormir los 4 en tan prestigioso alojamiento. Hasta mojada en aceite le queda bien la pulsera a Ainhoa. Siesta, ducha y autobús al festival. Los cuatro vamos monísimos, especialmente Ainhoa, vamos, como siempre. Compartimos viaje con un subnormal que no para de gritar y al que, gustosamente, partiríamos las piernas sin remordimiento alguno. Nos encontramos con Pil y Paz. Ha llegado el momento esperado, empezamos con un poco de Los Planetas, una cervecita, algún grito y algún gemido de Crystal Castles, otra cervecita, ahora Franz Ferdinand y su mismo concierto de siempre, expulso las cervezas fuera de mí, momentazo de la noche con Hot Chip, relleno la vejiga, sesión con nuestro archiconocido Dj Amable, Arantxa se pregunta quién pinchará hoy en Razz… llegados a este punto de la noche Ainhoa decide retirarse, con lo maja que es y lo mayor que está últimamente… Seguimos con las cervecitas, ya está a punto de acabar el sarao y me encuentro con un amigo, Arantxa y Guiru se van a dormir pero yo me voy de after con mi hallazgo y sus colegas. Reapareceré al cabo de unas cuantas horas, sólo añadir que yo sí dormí en una cama.




Día 2:
Dios que calor ¿Me he meado o estoy sudando a chorros? Esto de pagar por dormir en un invernadero a plena luz del día no sé si ha sido muy buena idea… ¡y la lista de Zanui seguro que tiene aire acondicionado! Aparece la cabeza de Ainhoa por la puerta de la tienda, ¡que guapa está recién levantada! Seguimos un rato más en las tiendas intentando dormir y echándonos agua por encima para refrescarnos, que en cuestión de segundos se evapora. Nos levantamos y recibimos la estupenda noticia de que se ha acabado el agua de las duchas. Nos ponemos el bikini, Guiru el bañador, y partimos en busca de piscina, playa o palangana donde poder remojarnos un poco. Es 1 de Mayo, las piscinas están cerradas y nuestra última opción es la playa. Tras más de 30 minutos de trayecto llegamos a Portman, una bonita playa de arena negra con faro incluido, aunque un poco guarrilla. El tiempo ya no acompaña, Guiru y Ainhoa se rajan pero yo me pego un baño que me sienta genial. Ahora toca reponer fuerzas y encontramos un restaurante en el pueblo donde nos dan de comer de maravilla, cervecita, pescadito frito, almejas, pulpo, ensalada… ¡a lo grande! Sin noticias de Zanui. Iniciamos la vuelta al campo base y de camino nos pilla una buena tormenta. Nuestro retorno al camping no ha sido el único, ya hay agua y nos podemos duchar. Las bambas de Ainhoa se han mojado con la lluvia y Guiru le cede unas de sus Convers, rojas y un número más del que calza, pero le quedan fenomenal. Cerveza en mano nos subimos al SOSBus. Cuando llegamos ya es hora de picar algo, Zanui ha resucitado y se está acicalando en casa de Paz. Los tres de Portman nos plantamos en una nueva terracita donde seguimos con la cerveza, continuamos con unas marineras, unos montaditos y una ensalada de ahumados que imaginábamos distinta. Uno de nosotros va al baño y los murcianos saben quien ha sido, resulta que lo único que huele mal en Murcia es el Segura. Empieza la sesión musical de la noche, antes del primer concierto Ainhoa ya está potando, hasta en semejante situación no pierde el estilo ¡que clase, que glamour! Primero Dorian, después Love of Lesbian, un poco de Madness, Orbital y Fat Boy Slim como colofón. Sin palabras. Bueno sí, “hijo puta, maricón, pedazo subnormal, gilipollas, ojalá se te caiga a cachos y te sonden de por vida” este fue mi recital a un anormal que me obsequió con una lluvia dorada no autorizada mientras tocaba Madness. Zanui ha vuelto a nosotros a medianoche, bragas prestadas incluidas. Hoy sí que vamos de after todos juntos. En el 12 y medio nos encontramos a los otros compañeros de viaje de Zanui. Que bien baila y canta Ainhoa, pero está cansada y sobre las 10h ya no resiste más, iniciamos la marcha, Guiru y Ainhoa hacia el invernadero, yo, a la estación de autobuses de donde a las 12h salgo para Barcelona, el lunes trabajo. Zanui sigue la fiesta, tiene muy claro que lo de dormir en una tienda no está hecho para ella.



Día 3:
Montamos a Arantxa en un taxi que espera a la salida del antro, Ainhoa y yo nos metemos en el que está aparcado inmediatamente después del suyo, no sin antes concretar con Zanui que a las 16h debe estar en el patatal para levantar el campamento y empezar nuestro camino hacia Elche donde pasaremos la noche de este infernal domingo. Ainhoa insiste en que el taxista y, en general, los murcianos, son majos. Que sí hombre, lo que tú digas. Si no se pusiera tan pesadita llamándome Xavier como mi madre, igual le daba la razón. Pagamos el taxi, por suerte no pega el solano del día anterior, no sé si me queda algo que transpirar antes de consumirme. Resulta que la mitad de los chavalines que por allí estaban acampados se han esfumado y otros muchos, se pelean con piquetas e instrucciones del Sr.Quechua de cómo narices doblar su famosa tienda “abre-fácil”. Nos metemos en nuestras respectivas Quechua. Asomamos la cabeza al cabo de unas pocas horas, ahora ya no queda casi nadie. Ainhoa y yo no confiamos demasiado en que Zanui aparezca a la hora acordada y nos negamos a esperarla en medio del desierto sin un triste crucigrama que hacer, por lo que decidimos desmontarlo todo nosotros, llamarla y pasar a recogerla por el hotel. Así lo hacemos, ella encantada. Mientras estamos en plena faena doblando los invernaderos portátiles, un par de los vigilantes del camping pasan por ahí y me preguntan si salgo por la tele, otro de ellos especifica: ¿En T5? Suelto un “no” como toda respuesta mientras Ainhoa se ríe, que bonita sonrisa tiene esta chica. Me ha mosqueado la pregunta, espero que ningún cabronazo de la cadena amiga me grabara anoche en el festival en mi etílico estado. Lo que realmente espero es que no me confundieran con Jorge Javier Vázquez. Todo desmontado. Cargamos los bártulos de cuatro personas entre los dos. Suerte que estoy en forma. Lo metemos todo en el coche y tras un pequeño paseo turístico, encontramos el dichoso hotel. Colocamos a Zanui en el asiento trasero y le abrochamos el cinturón. Ainhoa sigue mareándonos un rato por Murcia antes de encontrar la salida hacia la autopista del Mediterráneo, da gusto como conduce. Una horita después llegamos al bonito hotel de Elche, subimos a la habitación y nos abalanzamos sobre la cama. Merecida siesta de 2 horas y algo. Después de una ducha a presión, nos vestimos y salimos en busca de un sitio donde nos den de cenar. Mientras desmontábamos el campamento hemos decidido que Zanui pagaría la cena de esa noche. Así fue. Después de cenar, cuatro fotos de Elche, pasamos por el palmeral de camino al hotel y de nuevo caemos rendidos en los respectivos colchones.


Día 4:
Yo ya no estoy para estas ostias. Después de casi 11 horas de reparador sueño estoy como si una banda de albano-kosovares armados con puños americanos me hubiera pegado una paliza. Otra ducha. Check out en el hotel. Nos montamos en el coche e iniciamos la marcha. Paramos en la primera estación de servicio de la autopista a desayunar donde nos atiende una encantadora y sonriente camarera. Comemos algo mientras nos ponemos al día del embarazo de MªJosé Suarez y los cuernos de Feliciano López. Seguimos la marcha. Sopla un viento de cojones y el coche se me va, lo que me faltaba. El viento para. Empieza a llover, a llover de la ostia. No tiene pinta de querer parar. No sé hasta donde llego pero no puedo más. Zanui me releva y me siento atrás. Duermo un rato largo. Me despierto con la visión de Marina D’Or, para lo que hay que ver, me vuelvo a dormir. Cuando revivo, me encuentro fatal y no ha parado de llover. Paramos muy cerca ya de Barcelona a comer algo. Sigo fatal. Todos estamos fatal. Finalmente, llegamos al aeropuerto y devolvemos el coche de alquiler. Volveremos a casa en taxi.



Y hasta aquí nuestro periplo festivalero, próxima entrega, Festival de la OTI.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Si es que no tenéis edad para estas cosas!!!

Amparo dijo...

...espectacular...

Pepeee dijo...

Sálvame deluxe....

elhombreamadecasa dijo...

Es que en Murcia nos creemos que no hace calor y no ponemos sombras en ninguna parte, ni en los cámpings ni en los parques para niños...

Pasados los treinta también, secundo la moción de ir a un hotel.