domingo, 6 de junio de 2010

¡Que vicio tienes criatura!

Para mí la comida es el tabaco del fumador, bueno, no es un buen ejemplo porque también fumo. La comida, es como el whisky doble para el alcohólico, tampoco, como recomiendan sus fabricantes, le doy al alcohol con moderación (aunque a veces se me va la mano). La comida es la raya, pico o pastilla del politoxicómano, joder, que no, también dependo del ibuprofeno y el Hemoal. La comida es para mí la máquina tragaperras del ludópata. Por fin, empezaba a plantearme el pedir ayuda profesional, pero… ¡me juego 100€ a que no tengo más vicios!

Como decía, la comida y sus efectos han sido mi mayor problema desde pequeña, el exceso, para ser más exactos. Ser o estar gorda, ha condicionado mi carácter y ha influido negativamente en mi desarrollo social, me transformó en una persona acomplejada, sin autoestima, con sentimiento de inferioridad y culpa, y ataques de ansiedad que intentaba combatir con más calorías, vamos, ¡la alegría de la huerta! Por suerte y por mí misma, le he ganado la batalla a la panceta. No soy Kate Moss pero me siento muy bien y ya le gustaría a Kate tener mis… ¡que no soy Kate Moss joder!

Como todos los vicios, existen técnicas para desengancharte y aprender las pautas a seguir para lograr una forma de vida saludable, dejando a un lado la autodestrucción. Cada adicción tiene su técnica de superación pero, ¿Se podrían aplicar las mismas medidas en el caso de la obesidad? Probemos:

· Inclusión de la información personal del adicto en una base de datos a nivel nacional que le vete la entrada en panaderías, tocinerías o cualquier establecimiento que dispense alimentos supercalóricos, al presentar el DNI.
· Salas ubicadas en distintos puntos de la ciudad preparadas con endocrinos voluntarios y gestionadas por el ayuntamiento donde los adictos a las grasas saturadas y los azúcares refinados, puedan acudir a tomar una dosis adecuada y no adulterada de chocolate.
· Reuniones semanales de “Gordos anónimos” donde los grasadependientes puedan compartir sus vivencias, angustias y logros con otros adictos. Para que os hagáis una idea, sería algo así: “Hola, soy Ainhoa, soy adicta a McDonald’s y llevo 37 días sin probar un BigMac.”
· Fotos impactantes en cada tarro de Nocilla, bote de helado o bolsa de patatas fritas, que muestren a los consumidores los efectos que dichos productos pueden producir en su organismo, algunos ejemplos:













Mientras escribía se me ha ocurrido otra posible técnica que deberían poner en práctica los obesos bajo la atenta supervisión del panadero: “A ver maja, llevas una baguette, una palmera de chocolate y un donut… son 3€, 30 flexiones de la baguette, 75 abdominales de la palmera y ahí tienes el plinton, 5 saltos por el donut.”

El motivo de ésta reflexión se debe a los excesos cometidos por una servidora éste fin de semana. Pero se acabó (Marcelina no te rías…), mañana faltarán 4 semanas exactas para mi primera tanda de vacaciones y me he propuesto en firme ir al gimnasio, hacer dieta, beber 3 litros de agua y embadurnarme con crema anti-celulítica todos los días, para perder 4 o 5 kilillos antes de mi desembarco en Menorca. Yo he sido gorda mucho tiempo y aunque ahora esté bien, como los alcohólicos, lo seguiré siendo toda la vida. En mi mano está el controlarlo y no darme a la comida otra vez.


2 comentarios:

LagartijaMan dijo...

Coño (perdon, quise decir cáspita) Menorca !!! Qué suerte !!!

Existen muchas cosas en ti (incluidos otros mundos) que ya les gustaria a muchas, incluida la Kate Moss, poder acercarse siquiera a tener...

Oye, de nuevo me acuerdo: Menorca !!! Que suerte !!!

Ainoja dijo...

Y no solo Menorca... también me las piro a Creta!!! Oooohhhh Yeaaahh!!!