Como decía, la comida y sus efectos han sido mi mayor problema desde pequeña, el exceso, para ser más exactos. Ser o estar gorda, ha condicionado mi carácter y ha influido negativamente en mi desarrollo social, me transformó en una persona acomplejada, sin autoestima, con sentimiento de inferioridad y culpa, y ataques de ansiedad que intentaba combatir con más calorías, vamos, ¡la alegría de la huerta! Por suerte y por mí misma, le he ganado la batalla a la panceta. No soy Kate Moss pero me siento muy bien y ya le gustaría a Kate tener mis… ¡que no soy Kate Moss joder!
Como todos los vicios, existen técnicas para desengancharte y aprender las pautas a seguir para lograr una forma de vida saludable, dejando a un lado la autodestrucción. Cada adicción tiene su técnica de superación pero, ¿Se podrían aplicar las mismas medidas en el caso de la obesidad? Probemos:
· Inclusión de la información personal del adicto en una base de datos a nivel nacional que le vete la entrada en panaderías, tocinerías o cualquier establecimiento que dispense alimentos supercalóricos, al presentar el DNI.
· Salas ubicadas en distintos puntos de la ciudad preparadas con endocrinos voluntarios y gestionadas por el ayuntamiento donde los adictos a las grasas saturadas y los azúcares refinados, puedan acudir a tomar una dosis adecuada y no adulterada de chocolate.
· Reuniones semanales de “Gordos anónimos” donde los grasadependientes puedan compartir sus vivencias, angustias y logros con otros adictos. Para que os hagáis una idea, sería algo así: “Hola, soy Ainhoa, soy adicta a McDonald’s y llevo 37 días sin probar un BigMac.”
· Fotos impactantes en cada tarro de Nocilla, bote de helado o bolsa de patatas fritas, que muestren a los consumidores los efectos que dichos productos pueden producir en su organismo, algunos ejemplos:
Mientras escribía se me ha ocurrido otra posible técnica que deberían poner en práctica los obesos bajo la atenta supervisión del panadero: “A ver maja, llevas una baguette, una palmera de chocolate y un donut… son 3€, 30 flexiones de la baguette, 75 abdominales de la palmera y ahí tienes el plinton, 5 saltos por el donut.”
El motivo de ésta reflexión se debe a los excesos cometidos por una servidora éste fin de semana. Pero se acabó (Marcelina no te rías…), mañana faltarán 4 semanas exactas para mi primera tanda de vacaciones y me he propuesto en firme ir al gimnasio, hacer dieta, beber 3 litros de agua y embadurnarme con crema anti-celulítica todos los días, para perder 4 o 5 kilillos antes de mi desembarco en Menorca. Yo he sido gorda mucho tiempo y aunque ahora esté bien, como los alcohólicos, lo seguiré siendo toda la vida. En mi mano está el controlarlo y no darme a la comida otra vez.
2 comentarios:
Coño (perdon, quise decir cáspita) Menorca !!! Qué suerte !!!
Existen muchas cosas en ti (incluidos otros mundos) que ya les gustaria a muchas, incluida la Kate Moss, poder acercarse siquiera a tener...
Oye, de nuevo me acuerdo: Menorca !!! Que suerte !!!
Y no solo Menorca... también me las piro a Creta!!! Oooohhhh Yeaaahh!!!
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