sábado, 8 de mayo de 2010

Momentos Meetic-os

Mi círculo más íntimo (y en esta ocasión no me refiero al ano) es conocedor de mi incursión en el mundo del ciberamor a través de Meetic hace unos meses. Muy probablemente, el desconocimiento y la idea mitificada que Hollywood nos ha inculcado desde pequeños de que el verdadero amor aparece cuando menos te lo esperas en un choque casual por la calle, cuando el chico ayuda a la chica a recoger un montón de apuntes desperdigados por la acera mientras suena un cuarteto de cuerda, el resto del mundo se ralentiza, sus sonrisas perfectas iluminan el momento y todo da vueltas a su alrededor, son los responsables de que la mayoría de nosotros opine de forma parecida a esta:

“La gente normal encuentra el amor en la vida real. Los que se lanzan a Internet a la caza de cariño son unos parias sociales sin habilidad para el cortejo, algún desequilibrio emocional, defecto físico o desesperados por pillar cacho.”

Hasta no hace mucho yo pensaba así y precisamente por la existencia de esta opinión, el formar parte de una red social de estas características no es algo que mucha gente publique, anuncie o cuente, sin cierta vergüenza, a su entorno. Seguimos con nuestras esperanzas puestas en Hollywood.

Está claro que rectificar no es de sabios por que yo rectifico a menudo, creo que es más un acto de coherencia. Sabia no, pero coherente, por lo menos lo intento.
Así que, haciendo uso de mi coherencia y transformada en una supuesta paria social, me adentré en el misterioso mundo de los ciber-contactos y permanecí ahí, en el limbo, hasta hace relativamente poco.
Durante esos meses conocí a gente, chicos para ser más exactos, de todo tipo, guapos, chulos, simpáticos, inteligentes, feos, divertidos, apollardados, sosos, altos, ricos, etc… con los que he compartido momentos meetic-os que merecen ser contados, con total respeto y anonimato para mis acompañantes (esto suena a puto…), por ser cómicos, diferentes o inventados.
Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia… o no.

Caso 1 (pero no el primero):
Un chico catalano/italiano y yo empezamos a chatear un día, la verdad es que parecía muy simpático, un poco más joven que yo pero con las ideas claras, viajado y listo… quizás demasiado. La noche antes de mi cumpleaños, a falta de muy poco rato para tan especial día, Luiggi, por llamarle de algún modo, me dice que le gustaría hablar conmigo por skype. Ok, empezamos a hablar y rápidamente nos pasamos al catalán porque nos sentimos más cómodos, al poco, me empieza a hablar de independentismo y de lo mal que se habla nuestra lengua poniéndome a mí como ejemplo, acusándome de no tener una buena pronunciación y examinándome sobre la correcta traducción castellano-catalán-castellano. A ver majo, yo soy de Barcelona, no tengo acento de pueblo y sí, es cierto que en algunos momentos no me llevo muy bien con las jotas, las es o las eses, pero a mí también me molesta tu aguda voz y no te increpo por eso. Creo que Luiggi necesitaría unos consejos prácticos sobre lo que no se debe decir a una chica, ni a nadie, en una primera conversación a menos que quieras que, una segunda no tenga lugar. Evitar frases como: “pareces mayor por teléfono”, “conozco a un logopeda que te puede ayudar con tus problemas de dicción” o las que me soltó a mí “esta palabra se pronuncia así… escucha y aprende”. Evidentemente, me hizo sentir incómoda, pero en lugar de hacerle ver que su forma de actuar no era cortés y acabar con la llamada, caí en la trampa y empecé a traducir palabras y frases de todo tipo con un gran esmero en la colocación de la lengua dentro de mi boca. Que idiota fui. A las 00:00h en punto, el momento más friki de la noche: ¡me cantó el cumpleaños feliz en coreano! Idioma que también domina por haber vivido en Seúl una temporada.
En fin, a Luiggi no llegué a conocerlo en persona, él insistía pero yo tenía mis reticencias. Me imaginaba la cita como un examen de catalán a los que hace años me enfrentaba, le imaginaba poniendo caras raras al escucharme y diciéndome “repite conmigo: geeeeneeeeralitaaaat”. No, lo nuestro no hubiera funcionado, no hubiera tardado en decirle “repite conmigo: ¡queee tee deeen!”.

Momentos Meetic-os volverá pronto…

PD. Marcelina perdona, Hollywood sí va con doble ele… la coherencia se ha apoderado de mí y no me suelta…

1 comentario:

Gemma dijo...

Tú en lugar de apuntarte al Meetic donde tendrías que estar es en el Club del Chiste. Simplemente genial! Sigue divirtiéndonos con tus historias que yo seguiré amorrada a la bombona !!!